¡¡Papá, Mamá!!, quiero ser futbolista.

Es el momento que aparecen las dudas de cómo plantearle a tu hijo como quiere tomarse el fútbol, si realmente está ilusionado, se lo pasa bien, le gusta a ir a entrenar, si aprende y evoluciona y como enfoca los partidos. Entonces es cuando según la edad que tenga tendrás que plantearle y plantearte como gestionar esa afición o talento, si realmente juega por pasárselo bien y divertirse o lo enfoca a conseguir su sueño.

¡¡Papá!!, ¡¡ Mamá ¡! quiero ser futbolista.

Uno de los mayores errores que cometemos los padres, es que cuando hemos decidido que juegue al fútbol, inmediatamente nos convertimos en entrenadores, directores técnicos y representantes, interponiendo muchos de nuestros pensamientos y acciones en medio de su diversión o deporte.

Imaginemos nosotros que todo el día estuvieran en nuestro trabajo nuestros hijos diciéndonos que tenemos que hacer, corregirnos continuamente, o simplemente dándonos sus opiniones sobre si está bien o no lo que hacemos.

¿Qué les diríamos?

» Es como si los acompañamos a la escuela y nos metemos a dar clase de matemáticas con su profesora». ¿Lo hacemos?

Solo nos quieren como padres, no como entrenadores, ni representantes, quieren que las apoyemos sin tener esa presión ante un posible fallo ante nosotros, ellos saben perfectamente cuando juegan bien y sobre todo que han fallado, o si su equipo ha ganado o ha perdido, no necesitan que se lo recordemos, simplemente buscan a sus padres o madres para darle un abrazo o un gesto de aprobación de que se lo ha pasado muy bien.

Otro momento de dudas para nosotros y debemos estar preparados es cuando les llega la tentación de abandono.

» perdemos muchos partidos » » me canso mucho» «el entrenador no me valora» » ya no me gusta o no me divierto» “no tengo la confianza suficiente”

Siempre hay un motivo para abandonar, porque según haya decidido jugar al futbol por diversión o por conseguir su sueño debemos estar ahí para hacerle ver el esfuerzo y el sacrificio por parte de todos que requiere jugar al fútbol o querer ser futbolista, entrando en juego los valores que queramos que entren en acción con esa decisión.  Tocándonos de nuevo decidir, si hacerle ver que no se rinda por lo que quiere o si realmente no la hace feliz y ver que ese no es lo que buscaba, retomando de nuevo desde un principio y descubrir que es lo que desea sin dar saltos bruscos de lo que sueña o lo que quiere en esos momentos pasajeros.

A estas alturas debemos tener claro que les ayudaremos en lo que necesiten, para que hagan lo que realmente les haga felices y no hagan lo que nosotros queremos porque simplemente somos mayores que ellos o entendamos algo más de futbol por la práctica que hacemos, experiencias que hemos tenido o simplemente por verlo por la televisión que nos hace entrenadores desde casa.

Un buen entorno familiar, el disfrutar con sus amigos, buena formación y no buscar los resultados en edades tempranas, hará que lo que un día empezó como una diversión, nos haga estar más cerca de verlo como futbolista según de lo que pensemos nosotros de lo que significa el éxito o no.

Así cada vez que entren a un vestuario a vestirse de futbolista para su partido, y los veamos en un campo de juego disfrutar pese al resultado, debemos entender que estamos en el camino correcto y orgullosos como padres y madres de ver a nuestros hijos como futbolistas y como serán mejores persona por todos los valores que se le está aportando desde que nos planteó; ¡¡QUIERO SER FUTBOLISTA!!